sábado, 19 de febrero de 2011

Qué bonito es enseñar…

¿Cómo puedo conseguir dar una clase interesante? yo creo que esta es la pregunta que se hace todo profesor encargado de dar una asignatura en una clase con treinta alumnos de media, a los que no les interesa especialmente lo que les están contando…

Yo creo que para dar una buena clase antes de decidir cómo tenemos que impartirla, tenemos que plantearnos qué queremos conseguir y cuales son los objetivos que tenemos que cumplir en el periodo de tiempo que dura el curso académico.
Hoy en día, el objetivo de la enseñanza es enseñar, valga la redundancia, pero ¿se tiene en cuenta el objetivo de los alumnos? porque no es ningún secreto que van a clase para aprobar y no para aprender. Entonces, ¿Cómo puedes conseguir que les guste algo, que ni siquiera les interesa? yo creo que esta es la pregunta clave del asunto. Yo en mi caso lo solucionaría así:

  • Para empezar, intentaría buscar el modo de motivar a los alumnos, probablemente averiguando sus gustos y aficiones para, posteriormente, usarlos como ejemplo de lo que se explica, o simplemente para que se den cuenta de que en realidad me interesan y de que no son una simple herramienta del trabajo, sino que son la verdadera razón de ésta profesión. También me parece importante saber que pretende cada uno, y que pretenden conseguir como grupo, lo que yo creo que fomenta la unión de los alumnos y su consolidación como grupo, lo que al fin y al cabo es lo importante. Pienso que no se puede dar una clase a un grupo de alumnos si no son primero un grupo de compañeros.
  • Segundo, desde el primer día les haría entender que cada uno tiene voz y voto en el grupo, y que su opinión es importante, pero sobretodo les haría comprender quien es el que verdaderamente manda en la clase, y que aunque sea dinámica y entretenida hay una serie de normas que hay que cumplir, la más importante el respeto, hacía el profesor y los demás alumnos.
  • Tercero, basaría mis clases en el modelo conductista de Skinner, pero adaptándolo a la situación de cada alumno. Por ejemplo, premiaría a esos alumnos que participan y se portan bien, e inhibiría a aquellos que hacen complicado el transcurso de la clase. Pero nunca, haría “pagar a justos por pecadores” (algo que se aplica en las clases, y que no entiendo ni entenderé nunca). Me parece la actitud menos pedagógica que puede tener un profesor, que paguen todos los alumnos por igual, porque a la vez que premias a los buenos, los estás castigando por algo que no han hecho lo que genera una frustración y una desmotivación, además de que el “castigo colectivo” hace que se creen tensiones en el grupo. Yo creo que hay que tratar a cada alumno de forma individual, tanto en los exámenes como en los castigos.
  • Cuarto, a la hora de dar las clases, intentaría que fueran dinámicas e interactivas, donde todos participaran por igual y que lo hicieran continuamente, porque al igual que yo como profesor tengo que enseñarles una serie de conocimientos, ellos como alumnos y personas pueden aportar cosas muy interesantes. También intentaría que fueran divertidas, lo que no quiere decir un cachondeo, simplemente que no sea la típica clase en la que el profesor se sienta y está cincuenta minutos hablando solo como un autómata…Pero lo más importante, yo creo es simplificar las clases y hacerlas amenas. ¿La razón de todo esto? conseguir la atención de los alumnos y lo más difícil mantenerla durante toda la clase.
Conclusión, lo más importante para una clase es conseguir que los alumnos se interesen por la asignatura, y a partir de ahí que cada uno elija como dar su clase, porque como bien dicen “sólo hay algo más bonito que aprender...enseñar”